Acabo de llegar de viaje de la Toscana. La Toscana es uno de esos lugares del mundo donde se respira felicidad. Ya sé que la felicidad está dentro de nosotros y que no necesitamos de un lugar concreto para sentirnos bien. Aunque del mismo modo no voy a descubrir yo el poder terapéutico de la belleza de un paisaje o del mar. De la Toscana me gusta sobre todo su gama de colores y su luz. Me gusta de la Toscana el estilo sobre una bicicleta y la calma soledad de un ciprés en una colina. La Toscana es piedra marrón por alfombra, cielo azul por techo e infinitos verdes de decorado. Volveré a pasear el viejo Arno desde Pisa a Florencia. Volveré pronto a oler la historia entre las callejuelas de Volterra, Lucca y Siena. Y volveré a saborear un Vernaccia en la Plaza della Cisterna de San Gimignano.